Preparativos para una represalia económica
Por HUGO MULEIRO
El dispositivo de poder que resiste a brazo partido el proyecto de juicio político a los jueces supremos, que tantos servicios le prestan, está intensificando en sus medios el anuncio de grandes dificultades para el ministro Sergio Massa, a quien son dirigidas amenazas de inestabilidad veladas pero también muy directas, como el pronóstico de Clarín sobre que el dólar “volverá a impactar”. Con singular esmero, varias notas de Clarín y La Nación, y también algunas de Infobae, definen al bloqueo opositor en el Congreso, con la negativa a debatir proyectos, como “estocada directa” y/o “golpe” al ministro de Economía. En los mismos espacios se afirma una y otra vez, nunca con fuente identificable, que el ministro no habla del juicio a los emires supremos porque no está de acuerdo. Sin embargo, dos párrafos más abajo o más arriba se le endilga haber dado órdenes de acompañar el proceso en la Comisión de Juicio Político a los tres diputados del Frente Renovador que la componen. Estos rumores, deslizados sin la menor observancia de normas básicas y sencillas del periodismo, conviven con el propósito, atribuido a Juntos por el Cambio, de “forzar” a Massa a que “muestre su verdadero rostro”, como tipeó en La Nación Morales Solá, convaleciente de un encono sin igual contra el ministro. Parece que en algún rincón del corazón estos pensadores independientes guardaban la esperanza de que Massa hiciera estallar la iniciativa presidencial y al Frente de Todos. Pero ya que el reclamo no es satisfecho pierden rápidamente la línea: ¡Argentina se parece cada vez más a Venezuela! trinó Morales Solá, recuperando consignas ya usadas. En el mismo diario, Carlos Pagni extravió su postura de observador pensante y acusó al ministro y a su mujer, Malena Galmarini, de usar la recaudación por el aumento de tarifas del agua en la “campaña en Tigre”. Del viernes 13 al sábado 16 se multiplicaron títulos adversos a la marcha de la economía, empezando por la inflación “viva y muy alta” y “sin freno”, porque “Massa no pudo sostener la tendencia bajista”. Clarín dio con economistas que desestiman la proyección oficial de inflación de 60 por ciento para 2023. Van der Kooy desplegó la amenaza más directa: Massa, el que “quiere distanciarse” del juicio pero no lo dice en público, enfrenta dificultades graves, tales como que “el dólar volverá a impactar”. Y, como si fueran noticias, una ráfaga de títulos en la edición del domingo: los diez factores que empujarán la suba de precios; los motivos que impiden la baja de la inflación, una página de pronóstico de devaluación inevitable y otra para la Fundación Mediterránea, musa inspiradora del modelo económico de la dictadura del 76, para proyectar un mal año para el ministro. La Nación acompañó en la tapa: “Alarma por el nivel de reservas”. Junto a reacciones escandalizadas por la participación de integrantes del gremio de Camioneros y de “piqueteros” en el control de los acuerdos de precios, La Nación dio muestras de nostalgia por el papel cumplido con el diario en los tiempos en que los mandatos populares eran abatidos con tanques militares. El lunes tituló “Preocupación en las FFAA”. Pretende exhibir acompañamiento militar activo a la denuncia contra el ex jefe del Ejército César Milani, a quien los diarios, con la acostumbrada comparsa de Juntos por el Cambio, acusan por la captación ilegal de los diálogos en los que el ministro porteño D’Alessandro aparece complicado en maniobras armadas por la Corte y en acciones corruptas. La nota no tiene sustento alguno: habla un “foro de defensa” en contra de Milani, y luego “un ex jefe militar”, sin nombre. “Embestida”, “ataque”, “aventura” y “circo” son los calificativos colgados por unanimidad en estos medios para el proceso de juicio político, al que no se le reconoce jamás la legitimidad que la Constitución le da. Letjman, en Infobae, subió un poco el tono: “circo romano”. Columnistas de los tres medios ya saben que los emires de la Corte no asistirán a la Comisión en Diputados: responderán por escrito. Clarín ofreció el domingo una propuesta adicional, escondiendo la mano detrás de una “fuente” que no tiene nombre ni ubicación: dice que cada decisión que adopte la Comisión –pedir pruebas o procedimientos de cualquier tipo- podrá ser judicializada. Ya se sabe que siempre puede haber un juez amigo que revolee una cautelar para bloquear al Congreso y al Poder Ejecutivo. De hecho, es práctica adoptada por los mismísimos supremos. Hasta ahora, las fisuras en la Corte y sus batallones son menores. La Nación siembra dudas sobre Lorenzetti. Morales Solá acusó a su jefa de prensa haber apoyado un mensaje que recordó que, en 2003, el supremo Maqueda pidió la renuncia de Nazareno. Pagni lo define como el “más complicado” de los cuatro, por los pedidos precedentes de juicio político por parte de Carrió. Por ello, escribió, “colabora con sus eventuales verdugos adhiriendo a la campaña contra los otros tres”.
