MARIO BENEDETTI A 102 AÑOS DE SU NACIMIENTO
HOMBRE QUE MIRA SIN SUS ANTEOJOS
En este instante el mundo es apenas un vitral confuso los colores se invaden unos a otros y las fronteras entre cosa y cosa entre tierra y cielo entre árbol y pájaro están deshilachadas e indecisas el futuro es así un calidoscopio de dudas y al menor movimiento el lindo pronóstico se vuelve mal agüero….
….también los prójimos se arraciman crápulas y benditos santos e indiferentes y traidores se inscriben en mi infancia personal tantas frustraciones y rencores que no puedo distinguir claramente la luna del río ni la paja del grano pero llega el momento en que uno recupera al fin sus anteojos y de inmediato el mundo adquiere una intolerable nitidez el futuro luce entonces arduo pero también radiante los verdugos se empequeñecen hasta recuperar su condición de cucarachas de todas las mujeres una de ellas da un paso al frente y se desprende de las otras que sin embargo no se esfuman….
….una larga noche paterna una postrera charla síntesis de vida con la muerte rondando en el pasillo el veterano que transmitía sin egoísmo y sin fruición algunas de sus claves de sensible el compañero que pensó largamente en la celda y sufrió largamente en el cepo y no delató a nadie el hombre político que en un acto de incalculable amor dijo a un millón de pueblo la culpa es mía….
….y la muchacha y el muchacho desconocidos que se desprendieron un poco de sí mismos para tender sus manos y decirme adelante y valor, decididamente no voy a perder más mis anteojos por un imperdonable desenfoque puede uno cometer gravísimos errores.
TE QUIERO
Este quizá es el poema más célebre de Mario Benedetti. No solo ha sido leído por muchos, sino que ha dado pie a las más hermosas canciones del repertorio latinoamericano. Benedetti repasa las razones de su amor, que no se limita al hechizo inconsciente.
Es un amor que mira el corazón del otro, y examina las fibras de su compromiso, ética y capacidad amorosa universal. Amante y amada se encuentran en las luchas de la vida, comparten sus esfuerzos, miran y aman a su país. Es un amor que no se contenta con mundo interno, sino que se expande en la pertenencia a un todo.
Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro
tu boca que es tuya y mía
tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero
y porque amor no es aureola
ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola
te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.
HAGAMOS UN TRATO
En este poema, Benedetti representa el amor como un compromiso que se ofrece. El amante es la ofrenda. No pide más que ser reconocido así, como ofrenda de entrega, de solidaridad, como presencia amorosa que respalda. El término «compañera» sorprende. No se refiere al sujeto amado como amante, sino como un igual con quien existe un pacto de complicidad, algo que trasciende el eros y que se afianza como un valor.
Compañera
usted sabe
puede contar
conmigo
no hasta dos
o hasta diez
sino contar
conmigo
si alguna vez
advierte
que la miro a los ojos
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense qué delirio
a pesar de la veta
o tal vez porque existe
usted puede contar
conmigo
si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo
no piense qué flojera
igual puede contar
conmigo
pero hagamos un trato
yo quisiera contar
con usted
es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.
Viceversa
Después de la espera, la ansiedad por el encuentro se vuelve un amasijo de emociones. La expectativa generada por el posible encuentro se vuelve pregunta, y cada pregunta recorre la geografía de un corazón inquieto. Lo que domina a la voz lírica en la confusión. El miedo tiene su contracara: la esperanza… o viceversa.
Tengo miedo de verte
necesidad de verte
esperanza de verte
desazones de verte
tengo ganas de hallarte
preocupación de hallarte
certidumbre de hallarte
pobres dudas de hallarte
tengo urgencia de oírte
alegría de oírte
buena suerte de oírte
y temores de oírte
o sea
resumiendo
estoy jodido
y radiante
quizá más lo primero
que lo segundo
y también
viceversa.
Esa batalla
En este poema, la voz lírica ya no se interroga sobre el amor, sino sobre la naturaleza de la existencia humana. ¿Cómo comprender este abismo de vivir sabiendo que la muerte se aproxima? ¿Cómo saldar la deuda con la vida, tan efímera, tan frágil? Dejemos que sea el poeta quien pregunte…
¿Cómo compaginar
la aniquiladora
idea de la muerte
con ese incontenible
afán de vida?
¿cómo acoplar el horror
ante la nada que vendrá
con la invasora alegría
del amor provisional
y verdadero?
¿cómo desactivar la lápida
con el sembradío?
¿la guadaña
con el clavel?
¿será que el hombre es eso?
¿esa batalla?
